domingo, 27 de noviembre de 2011

EL RESURGIMIENTO URBANO

   Aunque durante el Medioevo nunca se extinguió completamente la vida urbana en Europa, después de las invasiones germanas, las ciudades más importantes decayeron, situación que se mantuvo durante el apogeo del feudalismo, hasta los últimos siglos de la Edad Media.


   El aumento de la producción agrícola, que se desarrolló entre los siglos XI y XII d.C., gracias a las nuevas técnicas y herramientas aplicadas a la agricultura (como el arado sobre ruedas, los molinos de viento y agua y el barbecho), produjo un excedente en la producción, que permitió alimentar una población más grande y con mayores necesidades. Esto impulsó el resurgimiento de las ciudades y el desarrollo del comercio, ya desde el siglo XI, pero con más fuerza desde el siglo XIII.
   Este resurgimiento urbano comenzó a manifestarse cuando los artesanos y mercaderes se instalaron en las cercanías de un castillo o una monasterio, o bien cerca de un río o del mar. Atraída por los productos o las posibilidades de intercambio, la población fue aumentando. Las ciudades medievales eran aglomeraciones pequeñas que muy pocas veces superaban los 10.000 habitantes. Generalmente se rodeaban de murallas que servían tanto de protección física como de demarcación de su protección jurídica. Desde tiempos del Imperio romano, las ciudades conservaron cierta autonomía, que se manifestaba en la generación de sus propias autoridades así como en su capacidad para administrarse por sí mismas.



   En tiempos del feudalismo, por regla general, las ciudades no estaban sujetas a un señorío directo sino que dependían de señores lejanos, que no controlaban a sus habitantes de la misma forma que lo hacían en el campo, con los ciervos de la gleba, por ejemplo. Por eso, en estas ciudades se gozaba de mayores libertades personales y, en términos jurídicos y para el pago de impuestos, se respondía a reyes o señores territoriales mayores y lejanos. Las nuevas ciudades estaban en constante crecimiento demográfico pues se transformaron en polos de atracción para los inmigrantes rurales que, arriesgándose a perder la protección de un señor, buscaban libertad y oportunidades de trabajo en el comercio y en la artesanía. La migración cualificada (personas que dominaban un oficio), que podía significar un aporte para el bien común, siempre fue bienvenida en las ciudades. Ellas también se convirtieron en centros administrativos, políticos, industriales y en mercados donde se traía la producción agrícola excedente para intercambiarla por productos manufacturados y materias primas. Estos primeros centros urbanos se llamaron Burgos, y sus habitantes, y los burgueses, basaban su poder en el dinero y no en la posesión de tierras, como los nobles. Se dedicaron al comercio, aumentaron sus capitales y poco a poco fueron adquiriendo el control de la economía de las regiones que habitaban.



   La burguesía, que poseía una mentalidad favorable a los cambios, participo activamente en el reordenamiento social y económico que vivió Europa desde fines del siglo XI. Con una concepción del mundo más dinámica, este grupo bizco sus propias áreas de participación creando organizaciones que la representaran: consejos municipales, gremios, sociedades y ligas. Por otra parte, agilizo el proceso de descomposición de la sociedad feudal y se convirtió en un importante aliadote los reyes, que combatían a la nobleza feudal en su lucha por dar forma a las poderosas monarquías nacionales. Esta alianza entre la burguesía y los reyes contra la nobleza feudal se dio en países como Gran Bretaña, Francia, España y Portugal, donde los monarcas, más pragmáticos, tendieron a consolidar su poder, iniciando el proceso de conformación de Estados nacionales. El caso de Alemania, Italia y Flandes fue distinto, por que en ellos las ciudades, ya en el siglo XII y con el objeto de defender sus libertades (amenazas por las aspiraciones universales del poder imperial) y enfrentar desafíos comunes, se unieron en ligas-la Liga Hanseática y la Liga Lombarda-lo que anticipa los esfuerzos que deberá realizar la burguesía contra el poder real, mas tarde, en las otras naciones europeas.

DESARROLLO Y EXPANSIÓN DEL COMERCIO

   El intercambio comercial entre regiones apartadas se vio favorecido por el mejoramiento de las rutas terrestres y el aprovechamiento de las vías fluviales. Por ejemplo, a consecuencia de las Cruzadas, se consolido la ruta entre Oriente y Occidente, a la cabeza de la cual se situaron los mercaderes del norte italiano, dando origen a ciudades como Venecia y Génova.



  Posteriormente, el flujo comercial se extendió al norte europeo, encontrando en Flandes y el mar Báltico las condiciones necesarias para su desarrollo. Los dos grandes centros del comercio marítimo eran el Mar Mediterráneo y la región del Mar Báltico y Mar del Norte, en torno a los cuales prosperaron importantes ciudades. El comercio por tierra se incremento por ferias, centros de intercambio al por mayor, que se instalaban por los cruces de los caminos importantes. Hasta estos puntos acudían todos los interesados en comprar o vender productos.  El aumento de los bienes intercambiados entre las regiones europeas fue tan considerable, que el sistema económico se hizo muy complejo. Para organizar las transacciones de tantos productos, debieron perfeccionarse los sistemas de pago. Diferentes monedas comenzaron a circular (maravedíes, florines, ducados), el crédito se hizo cada vez mas común y aparecieron las primera entidades de prestamos de dinero, conocidas como banca. Con la mayor circulación de las riquezas aumentaron los ladrones y los asaltos. Para protegerse de ellos, los comerciantes se organizaron en grandes asociaciones: las llamadas guildas, ligas o hermandades, dependiendo del país de origen. Ellas organizaban las ferias y controlaban la seguridad de las rutas.




  Los artesanos también se reorganizaron también para protegerse de la competencia desleal y el descontrol de los precios; todos los que trabajaban en un mismo oficio se agrupaban en calles o barrios y se organizaban en corporaciones o gremios: asociación de reglamentar, entre otros aspectos, la duración del trabajo, el salario, la calidad de los productos y los precios.   Cada vez dominado perfectamente el oficio, se alcanzaba la categoría de maestro. Solo un maestro podía instalar un taller. Esta gran expansión economiza influyo en el surgimiento del capitalismo comercial, que agilizo el intercambio económico y desarrollo las condiciones favorables para el fortalecimiento de la ascendente burguesía.



LA ECONOMÍA FEUDAL

   La economía feudal se caracteriza por la ruralización de la producción y la subsistencia. Las ciudades pierden protagonismo en la vida económica y social. Las pocas urbes que hay están directamente vinculadas al cultivo del campo y al mercado local.


1. La Agricultura
   La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Mientras la población se mantuvo en cifras bajas no fue necesario ampliar la superficie de cultivo, pero a partir del siglo XII se hicieron necesarias nuevas roturaciones. Las técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en el mundo islámico, que desarrolló la técnica del regadío, con nuevos instrumentos, como la noria. Los campesinos tendían a hacerse sus aperos de labranza. Los musulmanes introdujeron, lentamente, el cultivo del algodón, la caña de azúcar y la seda. Además, no hubo integración de agricultura y ganadería, por lo que los abonos eran escasos y las cosechas exiguas. El ganado era poco y caro, sobre todo el de animales grandes. En España, se reguló la explotación ganadera, ovina principalmente, con la institución de la Mesta, en el año 1273.

   En torno a los pueblos se estableció un sistema de explotación de la tierra, muy parecido en todas partes. En los alrededores inmediatos del pueblo se encontraban las huertas de frutas y hortalizas, las mejor regadas y abonadas, que se cultivaban de forma intensiva. Luego se situaban las tierras dedicadas a las leguminosas y los cultivos de regadío, más lejos estaba el cereal de secano, trigo y escanda, más allá los pastos y baldíos, y por último el bosque, que proporcionaba leña y caza. Las órdenes religiosas tendieron a favorecer la roturación de tierras. En general las explotaban directamente, por medio de campesinos jornaleros. Mientras tanto, los señores feudales tendían a explotar sus tierras de manera indirecta, por medio de: arrendamientos, prestimonios, enfiteusis o foro, rabassa morta, aparcería, etc. A partir del siglo XIII se comienza a renovar el utillaje, y empieza a utilizarse la mula, en lugar del buey, como animal de tiro. Los productos básicos fueron los cereales, la vid y las hortalizas, pero también, el aceite, la miel, la sal y la pesca. La sal y las especias eran fundamentales para la conservación de los alimentos. Estas eran las principales mercancías de los mercados.








2. El Artesanado




  El artesano es una figura vital en las comunidades medievales; ya que la mayoría de ellas deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos. Desde el siglo XI los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías de ayuda mutua. Estas cofradías estaban alentadas por la Iglesia y consagradas a un santo o virgen. Las cofradías comenzaron a reglamentarse por estatutos, algunos de ellos privilegiados, y acogían artesanos de distintos oficios. Paralelamente se crearon los gremios, con artesanos del mismo oficio, o de oficios complementarios, que reglamentaron la producción y el aprendizaje. Los reglamentos de los gremios regulaban desde cómo y con qué se debían hacer los productos, hasta los precios. Se intentaba evitar el fraude y la competencia irresponsable. Cada gremio tenía sus maestros, inspectores y cajeros, elegidos cada uno o dos años. El aprendizaje del oficio también estaba regulado, y había tres categorías: aprendiz, oficial y maestro. Las condiciones del aprendiz estaban pactadas. El aprendiz lo era durante un periodo concreto, de tres a ocho años. Una vez superado el período se convertía en oficial y podía ejercer el oficio por su cuenta o por cuenta ajena. El oficial podía pasar a ser maestro superando un examen, que consistía en la presentación una obra maestra que acreditase su dominio del oficio. Los gremios más poderosos tendieron a controlar el gobierno de la ciudad, y a tener un reglamento privilegiado, con sus propias leyes y sus jueces.
   La mayoría de los ingenios que permitían transformar los productos agrarios para su consumo eran de propiedad señorial. La industria textil fue una de las más prósperas, de una importancia casi tan grande como la agricultura. Además, implicaba a numerosos oficios, desde el ganadero hasta el tintado. Destacaron los paños florentinos y flamencos. Los paños eran, generalmente, de lana o piel; la seda era un artículo de lujo; pero también sobresalieron los paños de lino y cáñamo. En torno a la industria textil se desarrollaron los tintes, como el glasto, el alumbre, etc.
   De importancia vital fue la minería, sobre todo metálica, que proporcionaba hierro para la labranza. Los productos principales serán: el hierro, el estaño, el cobre, el mercurio o azogue y el plomo. Las minas solían ser de propiedad real. Fue de destacar la industria de la construcción, que nos dejó iglesias, catedrales, monasterios, lonjas, casas gremiales, castillos, puentes, murallas, etc. Las técnicas de construcción tuvieron una evolución impresionante, desde el arte prerrománico hasta el gótico. Este será un oficio de especialistas, donde la división del trabajo está más asentada. Es en la Edad Media cuando comienza a desarrollarse la burguesía, y un incipiente capitalismo, que es plenamente feudal, como el resto de la sociedad. En cuanto se recuperó el comercio apareció el interés por acumular dinero, incluso con la patente de corso.